He perdido la noción de si esta conexión entre creatividad y actitud positiva es o no obvia a primera vista. Para mi están tan relacionadas que es como pensar en “mató” (requesón) y de inmediato venir la miel a la mente. ¿Para ti también?
Para aquellos a los que les parezca obvio, este texto es la invitación a que se dejen llevar por las ideas y que busquen un puente entre lo que ya pensaban y estas líneas.
A los que no vean esa conexión aún, aquí tenéis unas pistas para empezar a ver cómo combinan estos dos sabores y de qué forma se relacionan.
Para empezar, importaría quizás aclarar esto de la “actitud positiva”. Aclarar sobre todo lo que no es. Explicar que NO es verlo todo siempre bien, que NO es siempre estar con una sonrisa, contentos o con palabras de ánimo.
Creando. Ahí entra el otro concepto de este artículo. El de la creatividad. Creatividad es esa capacidad de traer nuevos contenidos, nuevos estímulos, nuevas asociaciones de ideas, para partir o no hacia algo nuevo o bien revisarlo. Serían los nuevos enfoques que damos a las cosas.
¿Su relación? Es una tela que siempre creemos que podemos usar, en la que sentimos que podemos improvisar incluso en el caso de que la manchemos, de que no quede como hemos previsto o que no esté quedando bonita, una tela en la que siempre tenemos posibilidad de inventar. En esa tela en la que no tenemos miedo a equivocarnos porque sabemos que siempre sacaremos algo de ese “error”, se hace más fácil improvisar con el lápiz, rayas, letras, palabras, puntos... Porque no hay miedo. Y porque, además, hay ganas de ver adonde podemos llegar, qué puede salir de ahí, qué puede suceder si dejo fluir el bolígrafo.
En la vida de fuera de los folios de papel, de las telas y de los objetos que pintan la metáfora sigue. Si la actitud base es positiva, la creatividad puede tomar lugar.
Esta actitud positiva está relacionada con varios aspectos. Aquí hablaremos de 3 y de sus relaciones específicas con la creatividad:
- El optimismo
Esa capacidad para, sin importar lo que suceda, siempre creer que se puede sacar, aprender o hacer algo. Aquí importa aclarar un aspecto importante que tiene que ver con el optimismo y el “realismo”. Hay personas que se afirman como “realistas”, como si existiera la capacidad de ver las cosas como son, como si no todos estuviéramos sujetos a la percepción que creamos sobre lo que existe. Como si la realidad fuera posible ser captada en su esencia. Pero eso no es humanamente posible, la realidad no tiene una existencia aprehensible en su esencia; como humanos no llegamos a la realidad en sí misma, si no a la percepción de esa realidad, lo que vemos de ella. Y es esa percepción la que puede ser más o menos optimista, más o menos positiva. Nada es, efectivamente ni bueno ni malo, todo tiene un potencial para ser visto/ sentido como bueno o malo, y ello depende de quien lo percibe.
Una mirada contaminada de prejuicios buenos o malos lo verá como bueno o malo, dependiendo incluso, de los momentos de esa mirada, así, en un momento no somos capaces de ver más allá y algo puede ser terrible pero en otro momento de energía extra y ganas, eso puede ser un reto estimulante.
El optimismo y la creatividad se relacionan abriendo espacio el uno al otro. Si yo creo que soy capaz de sacar algo bueno de lo que suceda, el miedo no me frena del mismo modo en que me frenará si creo que hay caminos ciertos y equivocados y que si elijo el equivocado, no habrá vuelta atrás. El optimismo nos permite arriesgar, nos permite abrir a lo nuevo, a lo que da un poco de miedo. Y ese es espacio donde residen las mejores herramientas para crear, para probar algo nuevo, nuevas asociaciones, nuevos caminos. Arriesgo a probar crear, si creo que de lo que salga sacaré provecho, incluso del error.
Aquí estaría bien hacer un paréntesis para destacar que optimismo e inconsciencia ¡no son lo mismo! Arriesgarse a sabiendas de que puede ir mal, pero con la confianza de quien se conoce a uno mismo y que sabe que podrá gestionar los resultados, no es lo mismo que ir sin pensar antes en lo que puede suceder de malo. Aquí hablo de lo primero, y no de ese segundo.
- El pensar grande, con perspectiva
El pensar grande se enfoca como la capacidad de ver el cuadro más completo, de ver el contexto más global, de ser capaz de ver lo que sucede con perspectiva de tiempo, de lugar, de situación (un poco como hacer zoom out en tiempo y espacio, en el GoogleMaps).
Esta capacidad para ponerse en contexto, para ver más lejos que el aquí y el ahora, añadiendo el ahí, el allá, el antes, el después e incluso el aquí y el ahora de otros, nos permite abrirnos a una cantidad infinita de estímulos y de mundos.
Abrir la perspectiva, estar abierto a lo que hay de más, de diferente, es también una de las claves para poder empezar a crear. Sólo cuando lo tengo en cuenta, cuando me abro a la posibilidad, puedo empezar a juntar estímulos y salir con algo nuevo.
Ahora mismo, por ejemplo, mientras escribo este texto, voy sobrevolando un espacio entre Oporto y Dublín y desde esta magnífica perspectiva se tornan obvios los recortes de algunos espacios, la aglutinación de ciertos centros urbanos, las distancias relativas entre puntos. Esta perspectiva me permite hacer asociaciones que, cuando estoy dentro de esos espacios ni se me ocurren, porque no me doy cuenta de la configuración que componen. Cuando veo ese todo, en el que habitualmente formo parte, desde lejos, nuevas asociaciones, posibilidades, ideas me vienen a la mente. Y así nace el proceso creativo. De esa posibilidad de ver lo de siempre desde nuevos puntos de vista.
Del mismo modo, en un equipo o un proyecto, es cuando vemos el camino global del que formamos parte, que podemos pensar y aportar novedades. Hablando de una empresa: siendo capaz de ver el rumbo que estamos tomando, el camino que se está haciendo y hacia donde se quiere ir, la historia y la evolución de esa empresa, e incluso otras empresas de la competencia y de otras áreas, entonces, se pueden definir nuevas líneas, nuevas y más integradas estrategias. Entendemos que estamos construyendo, confiamos y compartimos ese camino, y entonces empezamos a cuestionar, a buscar alternativas y soluciones distintas.
- La esperanza
Hay otros aspectos que se relacionan con la actitud positiva, pero quise terminar con éste, del que además necesitamos tanto en los días de hoy. La esperanza es esa capacidad de creer que el futuro reserva algo que pueda servirnos y que nos orienta los pasos en un sentido de construcción permanente, de solución, en vez de cierre.
La esperanza es, pues, otro de los vectores que forman la creatividad. Sólo si creo que habrá algo esperándome al otro lado del intento creativo podré empezarlo. Sólo si creo que el final del intento reserva algo que sea bueno, útil, novedoso, importante, impactante, bello,…., podré atreverme a crear.
La esperanza sería un poco de la energía que nos mueve a movernos, a empezar, a querer algo diferente de lo que hay, construido por nosotros.
La esperanza, incluso, de un mundo mejor, de una familia mejor, de un trabajo mejor, de un equipo mejor; es justo esa energía que nos empuja a intentar diferente, a intentar más, a intentar lo nuevo.
En resumen, la actitud positiva, con todo lo que la compone -aquí se ha hablado sólo de 3 de esos aspectos- es esa tela donde se puede deslizar la creatividad.
Es, creyendo que el error no será error si lo sabemos aprovechar (optimismo), viendo más de lo que se suele ver a simple vista, en tiempo, espacio e incluso de realidades ajenas (perspectiva) y manteniendo la confianza de que el futuro a corto o largo plazo tiene algo para nosotros (esperanza), que podemos empezar a traer algo nuevo, a crear.
En una empresa grande o pequeña, en un equipo grande o pequeño, estos 3 aspectos relacionados con la actitud positiva son lo que está en la base de las nuevas ideas y abordajes.
Hay que ver, confiar y estar dispuesto a construir el futuro para ser capaz de construirlo.
Dublin, 28 de Octubre
Artículo para la Newsletter de Noviembre'13 de la empresa Catalana Occidente, Barcelona)
Edite Amorim (1980) – Emprendedora, “expresóloga”, formadora y viajera. Los 4 ejes que definen esta psicóloga portuguesa y a través de los cuales realiza su trabajo como autora y coordinadora de THINKING-BIG (www.thinking-big.com). Creatividad, Comunicación y Psicología Positiva aplicada son los temas sobre los cuales desarrolla sus formaciones y conferencias internacionales. Todo ello, con la misma pasión con la que improvisa un viaje de meses, escribe postales y se toma cortados en la ciudad a que llama segunda casa – Barcelona.